Préstamos “gota a gota” y sus prácticas violentas, cobran auge en los municipios fronterizos del estado Táchira
Los llamados préstamos “gota a gota” surgieron en Colombia, así como en otros países de la región, como una alternativa inmediata para las personas que, por diversas contingencias, requerían disponer de efectivo y no tenían la posibilidad de acceder a los préstamos formales que son ofrecidos por las instituciones financieras.
Miles de personas en el vecino país y más recientemente en los municipios fronterizos del estado Táchira, recurren a este tipo de préstamos ilícitos, que posteriormente se convierten en un duro vía crucis en el que incluso su vida puede estar en peligro.
Los llamados gota a gota, paga diario, o día a día, se convirtieron en una de las tantas modalidades empleadas por el crimen organizado para legitimar dineros provenientes de sus actividades ilícitas y para multiplicar sus ingresos. La posibilidad de cobrar tasas de interés que llegan hasta el 20 por ciento mensual, así como de recurrir a prácticas violentas para recuperar lo invertido, fueron los elementos catalizadores para la proliferación de estos prestamistas informales a lo largo y ancho del territorio colombiano.
La llegada de miles de migrantes venezolanos y los efectos devastadores de la pandemia del Covid-19 en la economía de Colombia, obligaron a muchas personas a recurrir a los servicios de los gota a gota, sin considerar más que la facilidad con que el valor requerido -generalmente montos pequeños que rondan 1 millón de pesos (222 dólares al cambio actual)- les es entregado, sin tener que presentar documentos o algún tipo de garantía.
Constantemente los medios colombianos reseñan crímenes derivados de los préstamos gota a gota. |
Deuda impagable
Con el paso del tiempo, la suma adeudada se incrementa y puede volverse impagable. Y empiezan los problemas con los acreedores, que dejan de ser amigables y apelan a métodos más duros y violentos para recuperar su inversión, así como los intereses pactados.
Si la persona requirió un préstamo gota a gota de $1.000.000, por ejemplo, debe pagar un 20 por ciento de interés mensual, es decir, vencido el plazo, habrá pagado $1.200.000. No obstante, para “facilitar” el pago, se acuerdan cuotas consecutivas durante 30 días. Es decir, el acreedor debe pagar cuotas de $40.000 cada 24 horas. Pero en numerosas oportunidades la persona endeudada no puede pagar la suma diaria acordada y es en este momento cuando el prestamista se convierte en su verdugo.
Si bien estas personas no cobran de la misma forma que lo hacen los bancos y otras instituciones financieras, que no es otra que las contempladas en el ordenamiento jurídico y que contemplan figuras como el embargo de bienes, también lo es que los procedimientos de los gota a gota incluyen prácticas violentas como amenazas, acoso, retención de automóviles, motos, prendas y herramientas de trabajo e incluso el asesinato de los deudores caídos en desgracia.
Los gota a gota se han expandido rápidamente por varios países de América Latina |
Auge del crimen transfronterizo
La modalidad de los créditos gota a gota, así como la proliferación de casas de cambios clandestinas, el contrabando y la legitimación de capitales asociados a las economías ilícitas, hacen parte del dossier de crímenes transfronterizos que han cobrado auge en los últimos tiempos en los municipios Simón Bolívar y Pedro María Ureña del estado Táchira.
Si bien no es una modalidad nueva en las ciudades más importantes de la frontera tachirense, se tiene conocimiento de recientes casos de acoso a personas que por diversas razones han tenido que acudir a estos préstamos ilegales, que a la larga resultan un mal negocio para el acreedor, quien termina pagando varias veces el valor recibido.
Estas mafias, al igual que las peligrosas redes de extorsión existentes en San Antonio, Ureña y poblaciones vecinas, han ampliado con creces su capacidad de acción, poniendo en peligro los esfuerzos que tanto instituciones gubernamentales como el sector privado vienen haciendo para reactivar la economía e imponer la legalidad en la zona fronteriza.
Luis Padilla Niño
CNP 7374
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