¡Buena esa chamo! Rafael Dudamel consiguió liderar al Deportivo Cali a la décima estrella en Ibagué, con personalidad, mentalidad ganadora y jerarquía


José Hernán Peláez.-

El triunfo de la décima estrella del Deportivo Cali merece reconocimiento de parte de los seguidores del fútbol en Colombia por varios de los elementos que se configuraron en este vertiginoso éxito. La Junta Directiva en primer lugar cambió el rumbo cuando las cosas no estaban saliendo muy bien con el técnico anterior Arias y alcanzó a corregir sobre la marcha, algo muy difícil de lograr en estos campeonatos cortos de 15 a 16 semanas. Un aplauso para todo el equipo directivo. Las cosas comienzan desde la cabeza.

Un gran reconocimiento a los jugadores. Mostraron jerarquía en la final. Aunque se fueron con el empate del partido en casa y comenzaron perdiendo en el primer tiempo en el Manuel Murillo Toro de Ibagué, remontaron en el segundo tiempo con superioridad. Una vez conseguido el empate y el segundo gol, Cali llenó espacios, manejó tiempos, se encargó de tener el balón en zonas de poco peligro, muchas de ellas cercanas a los tiros de esquina y saques de banda. Le dejaron al Tolima como pocas opciones tirar centros, largos muchas veces desde propia cancha, es decir jugadas de poca probabilidad de éxito.

Gutiérrez, que terminó saliendo lesionado, fue determinante en la campaña. Angulo se apropió con personalidad del manejo. Menosse impuso respeto atrás. Rodríguez y Vásquez estuvieron al 100%. Caldera y Colorado entraron en apariencia tarde, pero luego se pudo observar un equipo compacto, sereno y mentalizado con la pelota. Preciado cobró el penal duro y colocado, como debe ser, con potencia y decidido. El gol del título, el gol del campeonato, el gol de llegar a la parte de arriba de la tabla de goleadores.


Todo eso en el campo se logra con varios elementos, pero uno de ellos es fundamental: la mentalidad ganadora. Para salir victoriosos de una derrota y remontar, hay que tener una alta dosis de motivación, trabajo en equipo, y especialmente la tranquilidad de buscar los espacios y no dejarse enredar del rival. El técnico venezolano Rafael Dudamel es experto en eso. Les puso la cabeza arriba del 100% a sus dirigidos y los encaminó a su mejor potencial.

Criticado por muchos, ignorado por otros, algunos de ellos envidiosos y huraños. Dudamel dice cosas que no gustan siempre. Poco prudente, puso a hablar a toda la prensa en medio del campeonato al referirse a periodistas que sesgan su comentario dependiendo del empleador. Nadie se había atrevido a tocar el tema. Estuvo mal, pues él también ha sido invitado a comentar partidos de Selección en un medio. Abrió la puerta peligrosa, en un terreno gris y espinoso, en el que los periodistas siempre se han sentido tranquilos por el concepto de “libertad de expresión” y especialmente porque nadie se cruza los cables, ni se mete con colegas y sus opiniones. Al menos en la mayoría de ocasiones.

Habiendo dicho esto, el título deja una gran enseñanza a los otros técnicos, hinchas, periodistas, jugadores del fútbol colombiano. Si ustedes me hubieran preguntado hace 10 o 20 años si tendríamos un campeón de nuestro fútbol profesional dirigido por un venezolano hubiera dicho: jamás. Hoy Dudamel es una realidad, se perfila como hombre que vino a cambiar la historia. Gran triunfo, gran motivador, explosivo, resiliente, amplio de conceptos. Se llevó la estrella.

Ojalá tenga una buena Copa Libertadores, buena esa chamo.

José Hernán Peláez

Matemático. Periodista y columnista



Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Cuántas religiones hay en el mundo y cuáles son las principales?

El Dr. Knoch, momificador de El Ávila, atendió casos hasta después de muerto

2020: “Pa’ adivino Dios"