La lengua le está haciendo la vida "cuadritos" a la alcaldesa de Bogotá y hasta la CIDH rechaza su verbo xenófobo
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se sumó al conjunto de voces que dentro y fuera de Colombia han expresado su preocupación por las declaraciones públicas realizadas por la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, el pasado 29 de octubre, en las que vinculó a la población migrante venezolana con los índices de criminalidad en la capital colombiana.
La mandataria levantó una ola de rechazo contra los venezolanos después de que en un acto en la localidad de Kennedy afirmara que algunos migrantes incurrían en delitos, y que le están “haciendo la vida cuadritos” por lo que deberían ser deportados. Esta es la segunda vez que López declara negativamente contra los migrantes. Ese día dijo que no quería estigmatizar, pero lo hizo.
Un día después la mandataria se defendió utilizando un lenguaje peligroso al argumentar que la Ley colombiana prevé la deportación de quienes cometen delitos en Colombia. "Esa Ley no es xenófoba, es lógica. Pedir que se aplique tampoco es xenofobia, es usar herramientas legales que tenemos para garantizar seguridad, convivencia y justicia a todos", sostuvo.
Aumento de la xenofobia
Las declaraciones de la alcaldesa, ampliamente reseñadas por la prensa colombiana, agencias de noticias e importantes medios internacionales, sirvieron para aumentar la estigmatización en un 83% a nivel nacional, con respecto al día anterior, según un monitoreo realizado por el Barómetro de Xenofobia, una plataforma apoyada por la Universidad Externado, el Colectivo El Derecho a No Obedecer y Save The Children.
La CIDH recordó que las personas funcionarias públicas deben abstenerse de incurrir en declaraciones estigmatizantes que puedan exacerbar la xenofobia hacia las personas venezolanas.
La Relatoría Especial de la CIDH, ente de la Organización de Estados Americanos (OEA) afirmó en un comunicado en redes sociales que quienes ocupan cargos de responsabilidad pública tienen el deber de no contribuir con su discurso a generar un clima de permisividad o justificación de las violencias que se ejercen contra la población migrante.
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